El Observatorio de Salud Sexual, ONSEX , ante las recientes informaciones en torno al suicidio de una empleada de la empresa IVECO tras hacerse viral un vídeo de contenido sexual que pudo haber sido remitido por su expareja, y que ha vuelto a poner de relieve la gravedad de determinadas conductas en redes sociales
MANIFIESTA
El Sexting es una práctica lícita, consistente en compartir contenidos eróticos, que se puede producir entre personas de forma consensuada y como una forma más del juego erótico. No es negativo el ampliar la erótica y los juegos sexuales para mejorar la sexualidad de las personas.
El problema aparece cuando no se respeta la intimidad de los demás, ni se valora el hecho de que otra persona haya querido, en un momento dado y ante unas circunstancias propicias para ambos/as, compartir su erótica y su intimidad con una persona concreta.
Pero el sexting ejercido sin el consentimiento de su protagonista, atenta directamente contra la intimidad de las personas como recoge desde 2015 el Código Penal español en su Artículo 197.7.
Se penaliza a quien, sin autorización de la persona afectada, “difunda, revele o ceda” a terceros imágenes o grabaciones obtenidas con el consentimiento de la víctima cuando se menoscabe gravemente su intimidad.
La literalidad del precepto no permitiría incluir en este delito a los “colaboradores” que reenvían el vídeo, pero ello no quiere decir que sea una conducta inocua, porque puede constituir un delito contra la integridad moral de la víctima.
Esta desvalorización de la intimidad de las personas tiene su origen fundamental en la ausencia de una educación sexual integral, ni en el ámbito educativo ni poblacional, lo que sigue permitiendo y frivolizando situaciones de un profundo carácter machista, que cuestiona y penaliza a la mujer víctima.
Evidentemente falta educación sexual e igualdad real.
Educación sexual para empatizar con las personas que en un momento dado han compartido su intimidad con alguien en quién confiaban, y no con la persona que ha traicionado esta confianza; es decir, la educación sexual que rechace a la persona que comparte el vídeo, abiertamente, sin tapujos.
E igualdad real, para no permitir que las mujeres sufran más que los hombres por este tipo de situaciones, y que el machismo utilice el sexting como un arma más para violar la intimidad de una mujer, ejercer la violencia de género e intentar hundirla socialmente.
El caso de la mujer trabajadora de IVECO es una nueva tragedia social consecuencia directa del machismo de todos y cada uno de los hombres y mujeres que han compartido el vídeo y que son corresponsables de la muerte de Verónica.
Desde el Observatorio, invitamos a la ciudadanía a reflexionar sobre este tema, para intentar que se reduzcan las consecuencias negativas que pueden llegar a tener prácticas como el sexting, o cualquier otro medio que vulnere el derecho a la intimidad sexual de las personas.
Observatorio de Salud Sexual, ONSEX